¡Agua en abundancia y de calidad para todos!
-- Artículo publicado originalmente en Marzo de 2015. Esta versión ha sido actualizada y mejorada.
Milagros Quirino y Fely Griarte viven en una zona pobre de Manila, capital de Filipinas. Desde el año 2000 ellos dejaron de pertenecer a los 2,396 millones de personas que en aquel entonces padecían escases de agua potable y limpia en el mundo. El reporte 2022 de Naciones Unidas reseña que aún hay 2,000 millones de personas en aquella penosa situación. ¿Porqué, en un día como hoy (22 de marzo), en el que se celebra el día mundial del agua, no aprendemos de experiencias como la de los afortunados Quirino y Griarte?
El agua no es un "derecho humano", es un bien económico susceptible de un proceso de producción (acumulación), distribución y comercialización, y para que su precio refleje calidad y cantidad debe estar sujeto a la función empresarial. Crédito de la imágen: Water Action Hub.
En aquel caso, dos empresas privadas sustituyeron a los gobiernos municipales en la responsabilidad de recarga hídrica, abastecimiento, tratamiento y distribución de agua potable y, mediante el virtuoso y necesario incentivo de las ganancias, favorecieron a millones de residentes. Ahora ellos no sólo tienen acceso a agua potable las 24 horas del día, sino que es más barato: antes solían pagar 100 pesos filipinos por metro cúbico, ahora sólo pagan 15, siete de los cuales se invierten en mantenimiento y operación del servicio.
En Guatemala, como en el resto de países de América Latina, aún pervive el incomprendido concepto de “dominio público” de las aguas, el cual opera bajo el perverso régimen de “planificación estatal centralizada”. Estos conceptos y regímenes hacen mucho daño, principalmente a los más pobres. Ellos son los que finalmente padecen las consecuencias de la carestía y mala calidad del vital recurso: enfermedades, mortalidad infantil, desnutrición crónica y baja productividad agrícola, entre otras.
Disiento con los ecologistas irracionales que continúan apuntando las causas de la escases del agua a la sobrepoblación, la deforestación, las sequías o el cambio climático. Insisten además en considerar el agua como un “derecho humano”. Primero habría que aclarar que la escases no es física, sino económica. Agua hay abundante en el mundo; descontando el agua congelada, el agua salada y la no disponible debido al ciclo natural del agua, tú podrías emplear hasta 19,000 litros por día, unas 20 veces más de lo que consumes actualmente.
Singapur es otro país que habiendo creado riqueza ahora implementa diversas estrategias para asegurar la disponibilidad de agua en abundancia y de calidad para todos. Fotografía: CNN.
El agua es un bien económicamente escaso porque la cantidad de agua disponible como medio para satisfacer determinadas finalidades del ser humano (por ejemplo, la finalidad de satisfacer una demanda fisiológica humana, o la finalidad de regar campos agrícolas, o la finalidad de ejecutar procesos industriales, o la finalidad de regar campos de golf), es limitada. Es mediante un proceso de mercado y específicamente mediante el sistema de precios que el ser humano elige racionalmente aquella finalidad más valiosa.
El agua no es un derecho humano, es un bien económico cuyo abastecimiento, saneamiento, distribución y reciclaje implica tecnología, equipos y recursos humanos, ergo costos; actualmente el precio que tú pagas no es real, pues no agrega los costes de recarga hídrica; si al caso, incluye el mantenimiento del sistema de abastecimiento, potabilización y distribución. Bajo esta premisa, el alimento también podría ser considerado un derecho humano pero aún así aceptamos que hayan supermercados que nos lo vendan.
La solución pasa por las políticas públicas que ganan terreno en la opinión pública y, por tanto, sus votos. Aquellos partidos y candidatos políticos cuyas propuestas de política pública conduzcan a privatizar, desregular y abrir los mercados del agua a la competencia son, desde mi punto de vista, los más convenientes para resolver el problema. Ello supone un régimen de gobiernos limitados y administración descentralizada, en lo legal, funcional y fiscal; claros derechos de propiedad a fin de reducir los costes de transacción y; un sistema de justicia probo, eficaz y diligente, capaz de restituir o compensar los daños cuando estos ocurran o cuando se incumplan los contratos.
El Código de Aguas de Rana explicado. Fuente: Canal de YouTube Rana.
En tal sentido debemos ser conscientes de que nuestras Constituciones y Códigos civiles ya definen un marco jurídico, pero por lo general desfavorable y, en el mejor de los casos, confuso o insuficiente. Es por ello que una reforma constitucional es inevitable y la aprobación de reformas a nuestros Códigos civiles en orden a dar vida a un mercado del agua.
Hacer llegar agua potable a esos 2,000 millones de personas en el mundo exige transitar al capitalismo liberal y democrático, pues solo bajo este sistema de gobierno y economía es posible satisfacer la necesidad de agua en abundancia y de calidad para todos, especialmente para la gente más pobre. ¡Sólo activando políticamente en esta dirección será bueno celebrar el agua en su día mundial!
¡Conoce al Partido Fusionista!
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Guatemala, 22 de marzo de 2023.
Consulta abajo el amplio trabajo que realizamos diversos expertos en 2016, cuando desde la Red de Amigos de la Naturaleza (RANA) participamos en la discusión y propuesta entorno a la ley de aguas en Guatemala. Los documentos son propiedad de la Red de Amigos de la Naturaleza.
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