¡Convirtamos nuestros puertos en ciudades modernas y seguras!
Guatemala, 24 de abril 2020
Por estos tiempos ha resurgido con fuerza el sentimiento anti-chino, tristemente. Cierto es que en algunos lugares de ese gran país sus habitantes tienen costumbres alimenticias bastante extrañas, pero esa no es razón para rechazarlos. Es más, creo que imitar algunos de sus logros nos vendría bastante bien.
De 1949 a 1976 China estuvo bajo un régimen comunista que dejó un saldo de al menos 43 millones de muertos. En 1978 los líderes “comunistas” encabezados por Den Xiaoping (1904-1997), iniciaron la transición hacia un capitalismo de partido único. Aún sin libertades políticas, la constitución china de 1982 permitió establecer zonas económicas especiales.
Así surge Shenzhen, un antiguo puerto pesquero, pobre y desordenado, que en 5 años se convirtió en una ciudad moderna y segura, donde abundan las oportunidades de empleo y negocios, principalmente en el área de las tecnologías. En Shenzhen el salario promedio mensual, descontando impuestos, es de 7,790 yuanes (moneda nacional), equivalentes a 8,702 quetzales. Hoy en día Shenzhen es la vitrina del milagro económico chino y apunta a convertirse en la capital mundial de la innovación.
De este lado del océano pacífico, Champerico, irrumpe con un muelle oxidado y un pueblo que se hunde en la miseria, el desorden y la delincuencia. La fracasada construcción de una dársena, la falta de seguridad y de obras públicas han hecho de este municipio costero de “Reu” un puerto olvidado. Sin embargo, puede convertirse en algo mejor que Shenzhen, si y solo si imitamos a los chinos, aplicando capitalismo del bueno, con todo y libertades políticas. Solo así sus más de 7 mil familias, agricultores, comerciantes, pescadores artesanales y empresarios camaroneros podrán salir de la pobreza y convertir esa ciudad en una potencia mundial.
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Creditos a la imagen: Tatler Asia
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